Casi dos años que hemos perdido, y eso para la gente de mi edad ya es mucho, el tiempo pasa muy deprisa y el que se va no se puede recuperar.
Hemos estado confinados por unos meses, luego hemos ido asomando la cabeza como esos animalitos que salen en los documentales de la 2, que después de haber pasado el invierno escondidos salen en primavera. Ahora sí, ahora no, las noticias y los informes un día dicen una cosa y al otro día se desdicen, el temor queda en el cuerpo y tienes miedo de salir y contagiarte, cumples con las recomendaciones y te vacunas, 1, 2 y hasta tres veces, sin saber a ciencia cierta si la cosa funciona o no, te sientes un conejillo de indias pero llega un momento en que dices: "basta" y te tiras al ruedo, con precaución, eso sí, pero ya sientes necesidad de procurar llevar una vida "normal" y es lo que hemos hecho. Después de tanto tiempo sin disfrutar del teatro hemos ido de nuevo. La última vez que asistimos fue pocos días antes del confinamiento y era una obra en la que trabajaba Verónica Forqué, "Las cosas que se que son verdad" una comedia drama familiar, en la obra ella, la madre de familia, moría, visto ahora parece que todo fue un presagio de los malos tiempos que se avecinaban.
En esta ocasión todo ha sido más amable, hemos visto El aguafiestas, una comedia donde los principales protagonistas son Josema Yuste en el papel de un asesino a sueldo y Santiago Iturralde, un hombre desesperado por suicidarse. Hay muchos momentos divertidos y las carcajadas se escuchaban por todo el teatro que estaba lleno a rebosar, ¡y es que las risas nos estaban haciendo ya tanta falta! De momento ya tenemos pensado asistir a otra obra, ésta más seria: La muerte de un viajante de Arthur Miller donde podremos ver sobre el escenario a Imanol Arias. Ha sido casi una chiripa conseguir las entradas, a los pocos días de su puesta a la venta ya estaban prácticamente agotadas, y creo que en parte es, independientemente de la obra, su autor y el intérprete, que ya la gente tiene deseos de recuperar la bendita normalidad, ¡ojalá sea así!, y todo lo que hemos pasado no sea ya más que un mal recuerdo.