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martes, 26 de mayo de 2020

Días de vino y rosas.

Seguramente todos hemos conocido a algún "bebedor social", esos personajes, generalmente muy simpáticos, a los que nunca los verás sin un vaso de licor en la mano. Pero ¿qué sucede cuando el alcohol pasa a ser lo más importante de tu vida, y no piensas en el trabajo ni en la familia? Días de vino y rosas es la historia de un hombre que comenzó siendo uno de esos sujetos simpáticos y que terminó descendiendo a los infiernos, pero que en su viaje arrastró a otras personas por el mismo camino.
Jack Lemmon hace aquí un trabajo espectacular, y creo que hubiera sido muy merecido para él el Oscar de ese año, pero que tuvo la "mala suerte" de entrar en competencia con Gregory Peck y su papel de Atticus Finch en Matar a un ruiseñor.
El final de la película, a mi entender, es un poco abierto. No digo nada por si alguien no la ha visto. 
Los actores principales son Jack Lemmon y Lee Remick, también aparece Charles Bickford, el "padre" de Belinda en la película del mismo nombre.

domingo, 3 de mayo de 2020

A mi madre.

Mi madre en su 92 cumpleaños, luego vinieron dos más.


Gracias, madre, por todos los sacrificios que hiciste por mí. Cuando aún vivía en Cuba y yo estaba en plena adolescencia, creciendo larga y desgarbada, y nos tocaba un solo par de zapatos por año, sin tener en cuenta que el pie de los niños y pre adolescentes crecen constantemente, tú nunca compraste los que te correspondían para que yo pudiera comprar otro par más y así al menos no andar con  los zapatos rotos o estrechos. También en una ocasión, mientras yo estaba en la escuela al campo, hiciste una cola de tres días para comprarme ropa interior, tres bragas de nylon que picaban como un erizo, pero era lo que había, y así al menos yo podría llevar algo en el exiguo equipaje cuando me tocara la salida de la isla. 

11 largos años estuve sin poder abrazarte, me casé  y nació mi hija, tu nieta, sin que yo pudiera gozar de tu presencia, conociste a tu nieta cuando ya ella tenía dos años y medio, pero ya desde ese momento la nieta y la abuela "cubana" se llevaron muy bien. 

Luego, ya cuando estabas muy mayor y con muchas enfermedades, te atendí en todo lo que pude y puedo decir con orgullo que el más bonito elogio que me han dicho fue cuando una doctora que te vio por primera vez, luego de haber revisado todo tu amplio historial médico dijo con verdadero asombro: "Esta señora está muy bien cuidada" a lo que tú contestaste: "Es mi hija quien me cuida"

Hoy, día de las madres, pienso en ti como en cualquier otro día del año, tu recuerdo siempre me acompañará hasta el fin de mis días.