Ayer se cumplieron 25 años de la muerte de esta extraordinaria actriz. Intérprete de Casablanca, Por quién doblan las campanas, Juana de Arco, Anastasia, La luz que agoniza y otras tantas. Trabajó con los mejores actores de su época: Charles Boyer, Humphrey Bogart, Spencer Tracy, Leslie Howard etc.
Para que se hagan una idea de la personalidad de esta mujer, les contaré la anécdota de la conversación que mantuvo con David Selznick, el hombre que la hizo llevar a Hollywood.
Cuando por fin después de unos días de estar instalada Bergman en Hollywood, consiguió conocer a Selznick en casa de Miriam Hopkins.
Cuando por fin después de unos días de estar instalada Bergman en Hollywood, consiguió conocer a Selznick en casa de Miriam Hopkins.
Lo primero que le comento a Ingrid fue acerca de su altura, ya este detalle se lo habían comentado otras personas con anterioridad y comenzaba a preocuparla, inmediatamente el productor habló de la conveniencia de cambiarle su nombre verdadero por otro más americano, le comentó que su apellido Bergman sonaba demasiado alemán y dadas las circunstancias era mejor evitarlo, en cuanto al nombre de pila pensaba que no era el adecuado y que la mayoría de la gente lo diría mal, a todo esto la Srta. Bergman contestó que no pensaba cambiar nada, que se llamaba así desde que había nacido y que la gente en América tendría que aprender a pronunciarlo correctamente, que ella no sabía si triunfaría en América y que si no fuera así le daría vergüenza regresar a Suecia con el nombre cambiado.
A la propuesta de cambiarle el aspecto por medio de un maquillaje adecuado, Bergman volvió a negarse y le dijo:
Temo que se ha equivocado Sr. Selznick. No debió de comprar la película incluyéndome a mí. Creí que Ud. había visto Intermezzo y que le había gustado.... pero ahora me contempla en carne y hueso y desea cambiarlo todo. Prefiero no hacer la película....tomaré el primer tren y volveré a mi patria.
Cuando ella terminó de hablar y Selznick trató el tema de la publicidad, le contestó: no, no haré eso, sería impropio de mí.
Ingrid Bergman tenía 23 años y en una época en que las mujeres normalmente hacían lo que decían los hombres. Pues bien, se hizo tal cómo ella quiso: se mantuvo su nombre, su aspecto y no se publicitó. La joven actriz sueca recién llegada a América le ganó el pulso al todopodero productor.
Pasado el tiempo, cuando comenzó su romance con Roberto Rosellini, se enfrentó nuevamente a Hollywood. Años más tarde la industria que no le había perdonado su "desliz" la recibió con los brazo abiertos.