No sólo veía películas "made in Hollywood" en mis tardes de sobremesa, sino que también tenían cabida, aunque en menor cantidad, las del viejo continente.
Recuerdo muchas películas italianas, sobre todo comedias, aunque más de algún drama también vi, incluso algunos en los que tal vez por mi juventud no acabara de comprender del todo.
Entre los actores de comedia italianos destacaba Alberto Sordi, 1920-2003, por hacer una comparación con algún actor español diríamos que sería como Alfredo Landa, y al igual que éste, también hizo muy buenos trabajos dramáticos.
De sus primeras películas recuerdo El Seductor, donde era un tipo que siempre andaba detrás de mujeres que no eran la suya. La verdad que por este papel le tomé un poco de manía, fue un precursor de lo que veríamos en España en los años 70, aunque menos zafio. Las noches de Cleopatra , junto a Sofia Loren cuando ésta aún no había alcanzado fama internacional, es una comedia "de enredo" donde la suplantación de la personalidad de Cleopatra por parte de una de sus esclavas, con la aprobación de la reina de Egipto, da pie a una serie de situaciones disparatadas.
Entre sus papeles dramáticos de esa primera época recuerdo a Alberto de Los Inútiles de F. Fellini, una película que en cierta forma me recuerda a a española Calle Mayor, ya que ambas se desarrollan en una pequeña ciudad de provincias donde algunos jóvenes desocupados y de cierta posición se dedican a malgastar su vida haciendo bromas pesadas o cometiendo todo tipo de excesos.
A finales de los 60, vi, ya en pantalla grande, Humo de Londres, de ésta recordaba el título pero nada más, he tenido que hurgar en Internet para ver de qué iba la cosa, creo que no caló demasiado en mí que posiblemente estaría más ocupada observando la moda que llevaban en la película, era la única manera de "estar al día" en esas cosas: viendo películas europeas que no fueran de los "países amigos", que del argumento.
Ya en España la última que vi de Sordi fue Sembrando Ilusiones, donde compartía protagonismo con Silvana Mangano, Joseph Cotten y mi adorada Bette Davis, una historia que me gustó bastante y en la que Bette, fiel a muchos de sus personajes, resultaba ser una arpía.
Hasta aquí mis recuerdos de Alberto Sordi, otro de esos actores que según mi mami, "iban a comer a casa"