Comedia francesa de 1990, dirigida por Étienne Chatiliez y con Tsilla Chelton, actriz francesa de origen judío, donde se cuentan las peripecias de una "dulce" ancianita viuda y sin hijos, y que en realidad es un verdadero petardo de mala persona que es, produce, de forma involuntaria la muerte de su asistenta, otra señora tan anciana como ella, con lo que decide marcharse a París donde tiene un sobrino nieto casado para vivir con él y su familia, todo a cambio de dejarle el dinero de la venta de la casa donde estaba residiendo hasta ese momento, mejor vivir en familia que en una residencia, pensaban los parientes parisinos hasta que se dieron de bruces con la realidad, la "dulce" ancianita protestaba por todo o se hacía la víctima, cosa que se le daba muy bien, hasta que un día la familia decide irse de vacaciones y en lugar de llevársela consigo deciden dejarla al cargo de una cuidadora, una joven que no se deja arredrar por la actitud de la anciana, esto hace que las cosas cambien porque al fin la buena señora se ha encontrado la horma de su zapato.
Me he reído mucho con esta película, que desmitifica un poco esa aureola que tienen los ancianos en muchos casos, y es que el que ha sido mala persona en su juventud lo seguirá siendo en su vejez y por mucho que se vean desvalidos siempre tendrán ganas y ocasión de fastidiar al prójimo.
Yo solo espero no convertirme en otra Tita Danielle aunque en mi descargo diré que no tengo tanta mala baba como esa tita.