Los regímenes totalitarios utilizan la censura para impedir que algunas cosas lleguen a todos. En la Alemania nazi, se quemaron miles de libros y muchos artistas tuvieron que huir si querían salvar su vida, lo mismo pasó en la extinta U.R.S.S. donde la ridiculez de la censura llegó a impedir que Cien años de soledad se editara en una edición completa, se quitaron las partes que consideraron "obscenas", en España, la censura en la época de Franco iba desde ponerle un velo en el escote a las presentadoras en televisión hasta impedir que las obras de Henry Miller se exhibieran en los escaparates de las librerías; en Estados Unidos, siendo un país democrático pero muy puritano, la obra de Nabokov, Lolita, fue prohibida por indecente, y algo realmente surrealista fue cuando se emitieron unos sellos españoles con la imagen del cuadro de la Maja Desnuda de Goya y las cartas que llegaban a U.S.A. ¡eran devueltas! pero es que Cuba no se queda atrás ¡faltaría más!
En las viejas "sesiones de tarde" que pasaban por el canal 4 veía muchas películas americanas, pero también españolas, mexicanas y argentinas, entre estas últimas había una serie que parodiaban, al menos en los títulos, a otras películas que habían alcanzado fama, como es el caso de la que me ocupa hoy, Escuela de Sirenas y tiburones, era una película que vista ahora es más bien mala, pero los recuerdos que me trae la hace muy entrañable para mí. Pues bien, en esta película había una serie de números musicales y de repente... ¡uno desapareció! es el que aparece a partir del minuto 13,26 ¿a que no adivinan el motivo? los dejaré que piensen un poquito.