Translate

martes, 16 de septiembre de 2008

Alicia

Era menudita, pero nadie se imaginaba la tremenda fuerza que salía de su interior.
Los vecinos decían que si era conflictiva, que si no pagaba la comunidad, que si fumaba lo que no debía, que si bebía.
Fuimos vecinas muchos años, pero nos limitábamos a saludarnos si coincidíamos en el ascensor.
Después de dar a luz a su segundo hijo, mucho tiempo después advertí que el niño aún estaba en sillita de paseo,entonces fue cuando me di cuenta y sentí un terrible pesar, ¿cómo era posible que nunca me hubiese fijado? sentí pena por ella, y vergüenza de mi.
Pasados unos años, ella solicitó una rampa a la comunidad, un vecino me comentó: Esa mujer no hace más que dar la lata, y vamos a tener que gastarnos un dineral, ésa es capaz de denunciarnos. Viva la solidaridad, pensé. Al final se hizo la rampa, aunque eso fue motivo de discusiones y malas avenencias entre todo el vecindario. Nadie piensa que va a llegar a viejo, o simplemente se puede romper un pie.
El ayuntamiento nos había colocado los contenedores de basura justo delante de nuestra puerta, la ambulancia no podía aparcar delante, ella removió Roma con Santiago y consiguió que los quitaran de ahí, los vecinos se quejaron porque ahora había que caminar una manzana, todo por culpa de esa mujer. Nadie piensa que un día cualquiera uno puede ser el usuario de esa ambulancia.
Cierto día coincidimos en la entrada y me saludó muy afectuosa, yo ya me había fijado que estaba muy delgada y desmejorada pero no hice alusión, fue entonces cuando me dijo: me operaron de un cáncer de mama y estoy en tratamiento, ante mi desconcierto me comentó: no te preocupes, estas cosas hay que hablarlas abiertamente es como mejor se terminan aceptando.
Pasado un tiempo, me dijo que tenían que operarla del otro pecho, fui a verla al par de días de operada, me la encontré tratando de hacer punto, es que no puedo estar quieta me dijo.
Su vida fue una lucha constante, cada vez que había que reclamar algo para los minusválidos, ella era la primera en la fila. Como todos, tenía sus cosas, pero me he preguntado muchas veces que haríamos los demás si la vida nos hubiese tratado de la misma forma que a ella. Es tan fácil criticar desde fuera.
Me han dicho que murió hace un par de días, y que la hija no quiso que nadie del edificio fuera al velatorio. Normal, ¿para qué la hipocresía después de la muerte, si en vida la trataron como a una apestosa?
Mi recuerdo para ti, mujer luchadora.

18 comentarios:

  1. Lindo post, Lola. Muchos juzgan a los demás injustamente, a veces sin conocerlos siquiera... Lindo tu pequeño homenaje a tu vecina.
    Saludos,
    AB

    ResponderEliminar
  2. Conmovedor recuerdo para tu vecina. Me hubiera gustado conocerla, pero me da la sensación que me hubiera pasado como a ti: hasta después de un tiempo no me hubiera dado cuenta que podía estar sufriendo.

    ResponderEliminar
  3. Muchas veces juzgamos - o mejor dicho- prejuzgamos sin conocer a las personas, sin pensar que pueden tener un vida difícil y complicada y que por eso nos parecen 'raras' o 'que dan la lata'.
    Es muy triste pero todos, muchas veces, pecamos de ello. Y mucho.
    Saludos

    ResponderEliminar
  4. lola, lo peor dela muerte es el olvido, de alguna forma ella no se ha ido si fue capaz de dejarte algo, que te hace recordarla.

    un abrazo, tony

    ResponderEliminar
  5. Hermosa entrada Lola, creo que eso te deja a ti y los que quieres compartir una gran lección.
    Pero sobre todo a ti un mensaje y tala vez sea una señal que pueda cambiar tu vida para bien.

    Un abrazo Lola !!

    ResponderEliminar
  6. muchas de las veces deberiamos ponernos en la piel de la otra persona, si mas de uno lo hiciera alo mejor no abrian tantas injusticias
    besitos cielo y que tengas un mu buen dia, noche y demas, muackkkkkkkkkkkkk

    ResponderEliminar
  7. Por supuesto que puedes participar en el concurso, colo tienes que enviar las fotos!!!!

    ResponderEliminar
  8. Por supuesto que puedes participar en el concurso, colo tienes que enviar las fotos!!!!

    ResponderEliminar
  9. Enternecedor! En un viaje que hice a Europa con la familia, incluida la abuelita en silla de rueda me di cuenta lo grande que es el país donde vivo…no grande por su economía (que por cierto ahora está bien jodida por estos tiempos, pero ya no s recuperaremos)…grande porque en este país a nadie se le ocurriría hacer un edificio, un parque, un estadio sin que contara con todo tipo de acceso para discapacitados y no solo el acceso, los servicios para invidentes, los planes de atención a niños con problema, en fin la lista es larga!…déjame decirte que pase bastante trabajo moviendo a la abuela por las ciudades europeas. Un saludo NG!

    ResponderEliminar
  10. un bonito y sincero post. Lo firmó en todos sus puntos. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Gracias a todos por la visita y los comentarios.
    Poco puedo añadir a lo que ya han dicho, sólo que debemos ser un poco mas sensibles y no juzgar tan a la ligera a los demás, cada cual lleva su pena de la forma en que puede o sabe y los demás muchas veces lo que hacemos es ponérselo más difícil. Un saludo a todos.

    ResponderEliminar
  12. Esperate Lola... No cierres aun la puerta que falto yo. Un poco atrasado como casi siempre, pero no queria dejar de decirte que es muy humano tu post. Y muy bien escrito.
    Saludos,
    Al Godar

    ResponderEliminar
  13. Hay muchas personas como ella a nuestro alrededor, pero con nuestras prisas no las vemos. Es como si fuesen invisibles.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Al Para ti, la puerta nunca está cerrada. :)

    Tawaki te dejo este
    enlace

    Gracias por la visita, y los comentarios. Un saludo y que tengan una buena semana.

    ResponderEliminar
  15. Que triste me ha dejado esta entrada, aunque por ello no dejo de considerarla preciosa.
    Yo no sé porqué a veces el corazón se nos vuelve de piedra y a pedradas tratamos a los más indefensos y a los que un día nos arroparon.

    Una verdadera pena.

    BEsos

    ResponderEliminar
  16. Cuánta razón tienes, habría que ver cómo nos comportaríamos si la vida nos hubiese tratado de la misma forma. Ojalá fuéramos más empáticos, el mundo sería entonces un mejor lugar donde habitar.

    ResponderEliminar

Deja tu tarjeta de visita